En “Una señora” por José Donoso, el narrador empezó el cuento con la descripción de su vida casi normal. Dijo, “Cuando me aburro…de mis conversaciones habituales, suelo tomar algún tranvía cuyo recorrido desconozca y pasar así por la ciudad” (Donoso 1). Un día lluvioso, cuando tomaba el tranvía, él se dio cuenta de la existencia del otro individuo. Una mujer estaba sentado en el asiento de pasillo al lado del narrador. Ella llevaba un paraguas mojado y cubría por un impermeable verde. El narrador continua observar el paisaje por la ventana y no se dio cuento cuando la mujer salió del tranvía. Los dos nunca conocieron uno al otro oficialmente. Un día más tarde, él creía que vio la señora misma del tranvía cruzando la calle. Él se convertió en obsesión con ver esta mujer, observando las constumbres suyas, y la buscando en todas partes. Después de pocas semanas, él se despertió una mañana “con la certeza de que la señora se estaba muriendo” (Donoso 3). El día siguiente, el narrador miró por el diario que los deudos y encontró que una doña Ester de Arancibia había muerto. Creyendo que ella era la mujer quien llevaba el impermeable verde, él fui a sus funerales. Aunque el cuento es oscuro a veces, creo que centra en los malos efectos de la vida de rutina de las ciudades en las interacciones sociales entre personas.
Para comprender este punto de vista, en primer lugar es necesario examinar la vida de Donoso. Nació en 1925 en la Santiago, Chile en una familia rica y aristicrática y fue educado en los Estados Unidos a la Universidad de Princeton. Los breves cuentos de Donoso demuestran el resentimiento por la clase alta, el que probablemente tiene su origen en su niñez. Según Martínez, “para las personas desfavorecidas o los viejos, la vida y la muerte tiene inmediatez que nunca es sospechosa por la clase alta de mucha satisfacción, la que ignora el caos por cubrirselo con un velo de orden…Donoso estudia la dualidad de vida entre el bien y el mal, el orden y el caos, la vida y la muerte, y además examina la incapcidad del humano conciliar los dos lados de la existencia” (250). La vida de la ciudad puede tener un efecto similar del velo. Las ciudades son unidades ordenadas. Son planeadas en las manzanas y todo dentro de la ciudad trabaja por un programa, sus ciudadanos, sus empresas, sus tranvías, etc. El narrador de “Una señora” comentó sobre eso: “La hilera de casa bajas se prolongaba a lo largo de la acera: ventana, puerta, ventana, puerta, dos ventanas, mientras los zapateros, gasfíteres y verduleros cerraban sus comercios exiguos” (Donoso 1). Es facíl estar envuelto por la rutina y dejar de observar los individuos y sólo ver las personas como caras en blancos entre la multitud que pasa rápidamente. Quizás en “Una señora,” Donoso sugiere también que la gente ha hecho demasiada desencantada que rara vez se detiene a pensar en las muchas personas que mueren cada día.
“Una señora” no centra en una mujer especifica. Usar “una” en vez de “la” en el título significa desespecificación, que la mujer en el cuento puede ser alguna mujer. Otras descripciones de la señora entre el texto apoya esta línea del pensamiento: “Una de esas seõras cincuentonas, de las que hay por miles en esta ciudad: ni hermosa ni fea, ni pobre ni rica” (Donoso 1). La descripción es imprecisa, y puede aplicar a cualquier mujer. Cuando el narrador creía que había visto la señora por la segunda vez, por la única razón que la mujer también llevaba un impermeable verde, comentó, “Hay miles de impermeables verdes en esta ciudad” (Donoso 2). Para mí, esta frase significa que esta mujer probablemente no es la misma del tranvía, pero por otro lado es una representación de la mucha gente que sin ser visto que vive junto en una ciudad muy ocupada. Esto es más apoyado por el hecho que la mujer se parece estar todos lugares: “Me sentaba en un parque y ella lo cruzaba llevando un bolsón con verduras. Me detenía a comprar cigarrillos, y estaba ella pagando los suyos. Iba al cine, y allí estaba la señora, dos butacas más allá” (Donoso 2). Si ella fuera la misma mujer, se daría cuenta de su acosador obvio. Al contrario, el narrador dijo, “No me miraba” (Donoso 2).
En esta vida agitada que vivimos, olvidamos nuestros conciudadanos, ellos quienes están sufriendo y muriendo sin nuestro conocimiento. Tratamos de ocultar esta realidad con programas ocupados y apariencias del orden, por como dice Martínez, somos incapaz de resolver la dualidad de existencia: la vida y la muerte, el bien y el mal. Las personas entran y salen de nuestras vidas cada día, pero casi no las nos damos cuenta, al igual que el narrador dijo, “No recuerdo con certeza cuándo fue la primera vez que me di cuenta de su existencia” (Donoso 1). Cuando el narrador creía que la mujer había muerto, él fue a los funerales de una mujer al azar que la había encontrado declarado muerta en las noticias. Después de los funerales, él pensaba “en la señora sólo muy de tarde en tarde” (Donoso 4). El último párrafo, el narrador creía que el presente ser una reprodución del otra vida ya vivía, y luego pensó que en una vida futura, él conocerá la señora por otra vez. Sin embargo, él terminó el cuento con esta frase: “Pero me da un poco de risa, porque yo mismo vi depositar su ataúd en el nicho, en una pared con centenares de nichos todos iguales” (Donoso 4). Una señora era sólo una de muchas. Quizás, todos debemos reducir la velocidad de vida, tomar tiempo observar y agradecer la gente, nos bajamos del tranvía.
La bibliografía
Donoso, José. “Una señora.” http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/donoso /senyora.htm
Martínez, Nelly Z. “José Donoso: A Short Study of His Works.” Books Abroad, Vol. 49, No. 2. 1975. Jstor. Pp. 249-255.
jueves, 29 de abril de 2010
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Me gusto el análisis en unas horas tengo prueba de este libro y me ayudo a comprender mas el cuento
ResponderBorrarEstuvo muy bueno el análisis de este cuento, la verdad, no lo comprendía muy bien al principio, pero después, pude comprenderlo mejor gracias a este análisis, muchas gracias..
ResponderBorrarsi aprendieras a escribir seria bueno xd, pero buen analisis
ResponderBorrarCuál es el tiempo del cuento
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