Si fue un momento en que un muy pequeño cambio de suerte podría haber cambiado totalmente el tono de las vacaciones, sería el día en que me dormí en la playa pero no me quemé. Mi amiga Lydia no fue tan afortunada.
Ni Lydia ni yo hubimos recibido ningún sol antes del nuestro viaje a la Key West, Florida. Entonces, nosotros fuimos blancas como los fantasmas. El primer día estaba nublado, pues nosotros estabámos bien. Sin embargo, ¡el día siguiente estaba maravilloso! Lydia y yo pedimos nuestras primeras daiquiris por el día, luego fuimos a la playa. Yo era intelligente y me puse constantemente el filtro solar de SPF sesenta. Yo creía que Lydia lo hacía el mismo, pero yo no le pagaba atención a ella.
Después de pocas horas, y más daiquiris, yo me dormí. Cuando me desperté, yo estaba segura que me hube quemado. Para mi sorpresa, ¡no era el caso! Vi a la derecha, y había Lydia quien dormía en la posición fetal y totalmente se quemó en sólo uno lado de su cuerpo. Yo no creía que Lydia quisiera paracerse a la comida que comíamos.
Por el resto del viaje, Lydia tuvo que cubrir todo su cuerpo con ropa y toallas para protegerlo del sol. La quemadura era muy dolorosa, pues le inhibía sus acciones y sus movimientos. Yo estaba aliviada que no me quemé, pero yo esperaba que Lydia no hubiera quemado tampoco. Sin embargo, me divertía burlarse de Lydia cuando ella se cubría como una momia (ve la foto adjunto).
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